Cuando descubrió que el viejo Henry Bartholomew le había dejado una fortuna de propina, Tess Applegate pensó que había un error. Y claro que lo había… ¡un guapísimo error de más de un metro ochenta de altura!
Evan McKenna necesitaba relajarse… y su tío Henry pensó que le iría bien pasar algún tiempo junto a la bella camarera y descubrir lo que realmente importaba en la vida.
El problema era que lo que a Tess le apetecía hacer con Evan no era relajante precisamente…
¿Habría alguna posibilidad de que lo suyo saliese bien?
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