Avergonzada aún por su enamoramiento adolescente de Ranulf Carrington, Sylvie sabía lo importante que era que él entendiera que ya estaban en igualdad de condiciones. Estaba dispuesta a hacer todo lo que estuviera en su mano para mostrarse fría y distante. La crueldad de sus palabras, la última vez que se vieron, había destruido su pasión de juventud, y la relación que mantenían era estrictamente profesional.
Todo era diferente, pero sin embargo nada había cambiado. Ran todavía lograba excitarla. Quizá nunca llegara a amarla, pero ella haría cualquier cosa por pasar una noche en sus brazos...
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