Me siento cansado, pero contento. Alguien me espera en casa.
Las jornadas han sido largas, duras, arriesgadas incluso, en ocasiones. No importa, todo ha terminado, al menos por una buena temporada. Y el cansancio que siento es el propio de toda persona que ha trabajado con exceso.
No se trata de un cansancio debido a la edad. A mis treinta y seis años, me siento casi como un adolescente. Ahora, en pleno siglo XXII, exactamente el cinco de mayo de 2168, un hombre de mi edad es un jovenzuelo.
Bueno, ya estoy en casa. Ella me aguarda.
Saco la llave. Abro la puerta.
Ella no me espera… al menos en la forma en que yo pensaba. No está sola.
Sus rojos labios se ofrecen al hombre que la abraza. Ninguno de los dos se ha dado cuenta de mi presencia.
Me siento atontado. Ella no…
Iba a decir que no podía hacerme una cosa así, pero la está haciendo.
Para ver más información debes estar identificado / registrado.